El Alumbramiento

Flexibilidad y soltar son dos palabras que frecuentemente aparecen en mi vocabulario debido a que mi objetivo de vida en este momento es convertirme en una mejor versión de mí mismo, mejor versión que me permita vivir como un bambú y así poder resistir las tormentas más fuertes que la vida me pueda presentar. En este momento viene a mi mente un pensamiento que leí hace algún tiempo y que decía que el día que me desprenda de la idea de que algo me pertenece nunca más tendría que desprenderme de nada. Hoy sé que mi camino de vida tiene que ver con ese pensamiento y que si debo recorrer 100 km para llegar a mi destino apenas he recorrido 5.

Hace aproximadamente un año empecé a trabajar en la auto observación convencido de que este proceso me ayudaría a profundizar en mi sombra y como consecuencia podría incrementar más mi luz. Como resultado de la auto observación empecé a notar pequeños cambios en mí en cuanto a reacciones (sobre todo en lo que sentía) que no solían ser muy agradables y esto empezó a gustarme ya que avizoraba el alumbramiento de una nueva versión mía, alguien que nunca antes había sido, alguien que es capaz de observarse y reemplazar amor por ira y flexibilidad por ego.

Transitando este camino desconocido lleno de nuevas experiencias, emociones, sentimientos. El universo me puso a prueba y me tomó la lección (aparentemente más fácil) que la vida te pueda presentar basada en la frase célebre “lo que se resiste persiste” de Carl Jung, pero al mismo tiempo la más difícil ya que la lógica y la razón se encargaban de contarme una historia tan convincente que me desviaba totalmente del camino correcto, enredándome, confundiéndome y obsequiándome la absoluta certeza de que en toda circunstancia difícil yo tenía la razón.

La prueba más grande que la vida me ha tomado inicia con insignificancias que para cualquiera de los que está leyendo este escrito podría sonar hasta ridículo, pruebas como un mensaje diciendo: “yo te aviso mañana” y ese mañana se convertía en dos días después o un “ te llamo mañana para que planeemos bien el viaje” y ese mañana se traducía en una semana después y la mejor parte de esta enseñanza es que los excelentes maestros que decidieron no responder o no escribir, sino hasta después de días, aparecen después de una semana de la manera más fresca y espontanea con un simple “hola, hola, cómo estás?”

Mi convicción de vida basada en todo mi bagaje de creencias, valores, experiencias me dice que este ejemplo es el irrespeto más grande del mundo y que la persona que los originó no tiene la más mínima idea de lo que significa amor, respeto, consideración y mucho menos que yo le importe. Como resultado de estos ejemplos que a muchos de ustedes les pueda causar hilaridad inicie un proceso de gestación traducido en una profunda ansiedad que con el pasar de los días se incrementaba y me acompañaba día y noche a donde fuera. Utilice todas las herramientas conocidas (un abanico bastante amplio con el que cuento) técnicas de PNL, de conciencia generativa, de terapia Gestalt, recursos chamanicos, neuro ciencias, etc. etc., todas sin éxito y lo único que lograba era incrementar cada día la profundidad de mi ansiedad. Hoy sé que lo que hace otra persona no tiene absolutamente nada que ver conmigo, que nunca es el otro, que siempre soy yo. Y, sobre todo, que alguien puede no responderme a un mensaje y aparecer un mes después y que esto no tiene absolutamente nada que ver con que esa persona me respete, me considere, me ame o me odie.

Ostentando un alto cargo ejecutivo en una de las principales cadenas de comida rápida de mi país tengo que lidear a diario con situaciones de despido del personal. Hace aproximadamente un año un colaborador quien era de mi entera confianza y con una actitud y desempeño bastante satisfactorio para mí como su jefe y para la empresa como integrante del equipo que produce resultados, tuvo que ser despedido. El despido se efectuó debido a que en 3 ocasiones el

colaborador irrespetó políticas de la empresa que son parte de la identidad organizacional de la misma. Consciente de que mi proceso de transformación y alumbramiento de un nuevo ser más flexible y menos aferrado (a creencias, conceptos, teorías de lo que está bien y está mal) sigue su curso, el universo procedió a tomar su examen final (por lo menos de esta etapa) y recibo un mensaje de voz de este colaborador rogándome que le dé una nueva oportunidad de trabajo.

No tengo palabras para explicar lo que sentí. La historia que me contaba por un lado decía que, si cedía a la solicitud del ex colaborador mi imagen de ejecutivo implacable y profesional, fiel a sus valores, leal con sus convicciones y sobre todo quien siempre ha hecho que las políticas organizacionales sean respetadas a todo nivel se iba a ver comprometida, mancillada, en pocas palabras iba a ser usada como escoba o trapeador de pisos.

Por otro lado, mi cuerpo incrementaba la ansiedad a niveles que nunca antes había experimentado al punto que las lágrimas reclamaban su espacio un par de veces al día. Sabiendo el día de hoy que, el cerebro cuenta la historia y que el cuerpo la compra o no, procedí a consultar el caso del ex colaborador con las dos personas en las que más confío dentro de la organización, diciéndome a mí mismo que sin importar lo que yo crea, si las dos personas estaban de acuerdo en lo que se debía hacer, una vez expuesto el caso, yo procedería dejándome guiar por estas dos personas. El resultado fue el que yo siempre supe sería, no dudaron ni por un segundo en decirme que no veían porque este ex colaborador no pueda volver pero que como de costumbre la decisión era enteramente mía y que cualquier cosa que yo decida ellos estaban ahí para apoyarme. El ex colaborador empieza sus nuevas funciones dentro de la empresa la próxima semana.

Convencido de que habiendo superado esta prueba la ansiedad y el dolor que experimentaba iban a bajar me estrellé con un muro de realidad completamente diferente a lo que creí. La ansiedad incrementó y el dolor era aún más profundo confundiéndome al punto que ya no tenía idea de que era lo que sentía y lo que estaba sucediendo.

Luego de salir del gimnasio una tarde un poco lluviosa, procedo a caminar directo al parqueadero para ya retirarme a casa y mentalmente voy repitiendo: “gracias a dios y al universo cuento con herramientas que me permiten “controlar” lo que estoy sintiendo pudiendo así mejorar mis esquemas mentales” Inmediatamente reacciono y me pregunto. ¿Y qué controlo yo? La respuesta fue inminente, ¡nada! Acto seguido mi mano en el abdomen puede constatar que la ansiedad estaba disparada a niveles inimaginables y la sensación de ira, odio y amor que estaba experimentado traían un mensaje poderosísimo para mí.

Durante todo el proceso que viví y que les he venido contando todo este tiempo, me di cuenta que toda la atención y deseo de sanación fue enfocado en la ansiedad. ¿Pero que provocaba la ansiedad? Pregunta que debió haber sido desde el inicio el banderín de partida para mi proceso. Es ahora cuando me doy cuenta como amo a mi versión vieja y que dejarla ir me estaba provocando ira y odio. Reconociendo los 3 sentimientos y honrando y agradeciendo a mi vieja versión, le dije que se tenía que ir porque el momento de alumbramiento de mi nueva versión había llegado y gritando en voz alta me di permiso de dejar salir toda la ira expresada en palabrotas que reconocían el inmenso amor que siento y sentiré por mi versión anterior y que la ira y el odio que estaba experimentado no eran más que la gasolina y el kerosene que estaba alimentando la llama de mi ansiedad.

Al llegar al parqueadero descubrí con asombro que la ansiedad de un 10 había bajado a un 0,5 y que la sensación de pesadez y agotamiento había desaparecido milagrosamente. ¿Fue milagrosamente?

Sé que el proceso no termina aún y que las enseñanzas y pruebas están ahí a la vuelta de la esquina esperándome para confirmar si de verdad aprendí o no. Desde la panza hoy sé que todo esto que les he relatado es el inicio de la mejor versión que he sido desde que tengo uso de razón y que entender desde la experiencia vivida en el cuerpo “lo que se resiste persiste” me aporto la fuerza para fluir con lo que venga, rendirme ante el poder de la vida, doblegarme ante la misma y vivir con la firme convicción de que un proceso de parto es lo más doloroso que se puede experimentar, se los dice quien acaba de parir flexibilidad.